Electroclass, María Ruído.

Este martes hemos ido al Cineclube Compostela, en A Gentalha do Pichel, a ver la presentación y el pase del nuevo trabajo de María Ruído Electroclass, definido por la propia autora como una película realizada en siete capítulos hecha de, desde, contra y con la televisión:

El trabajo y la introducción inicial de María Ruído nos ha dado la oportunidad de recordar, de compartir y de reconocer algo en lo que ya creíamos: que el discurso, hegemónico, no ha de quedar sin respuesta. Aún incluso cuando la respuesta la constituyan ya, los contenidos culturales, el capital simbólico, la memoria, el imaginario, la reflexión que suponen nuestros trabajos artísticos o teóricos, sigue siendo de vital importancia un desmontaje o un montaje otro de ese mismo material, información o discurso del que se sirven los Aparatos Ideológicos del Poder Político, como la televisión, para construir la memoria colectiva; una confrontación directa con su paradójica naturaleza de medios públicos dentro de un entorno de creciente privatización de la esfera pública y de sospechoso acuerdo sobre la «desaparición» de las ideologías. No consideramos que algo así, la desaparición de las ideologías, sea posible. Lo que ocurre es que las ideologías y sus grandes aparatos se han licuado, han diluído sus formas y máquinas para pasar a integrar cualquiera de las producciones de imaginario, discurso y comportamiento que nos rodean: artísitco, publicitario, comercial, religioso, moral, político…etc; no en vano, la ideología no es más que aquella representación imaginaria que cada uno de nosotros tenemos de la realidad en la que vivimos, necesaria para cualquier tipo de experiencia, real.

Electroclass contribuye desde la televisión a la generación de un otro imaginario posible y postindustrial para la clase trabajadora que ya no es más que un fantasma social y mediático así como a la esperanza de que ésta devenga monstruo para el actual orden público. Contribuye también al montaje de una otra narratividad (ausente) basada en el recuerdo, el tributo, la remezcla y el extrañamiento altamente efectivo y exigente de películas, citas, descartes televisivos, material de archivo, errores técnicos, brutos y efectos de ficción con efectos de realidad que en la radical contemporaneidad de su relación material, en el montaje, agitan de nuevo la percepción de otro uso, intervención y contradicción posibles de la realidad televisiva entendida como algo más que simple e inocuo entretenimiento. Una disidencia posible en las ondas y por cable.

Otra de las contribuciones de Electroclass, que no son pocas, en sus diferentes niveles de lectura (dentro del contexto vasco, nacional e internacional) es la de una lectura sincrónica, simultánea, de nuestra historia colectiva a través de la convivencia de material de archivo, que como tal permanecía hasta ahora fuera de escena, y de grabaciones actuales de: desalojos, invasiones de intereses privados en el espacio público, limpiezas y «lavados de cara» urbanísiticos y de clase, de población, de antiguos barrios industriales y plazas públicas que nos permite constatar un continuado mal uso de los medios públicos, tal y como afirma la voz del actual Alcalde de la ciudad de Bilbao en la película: «El Ayuntamiento tiene que proteger la propiedad privada.»

Todo este material de archivo, supuestamente público, al igual que la televisión, es objeto en realidad, tal y como explica María Ruído, de una fuerte restricción y de un acceso blindado a las lecturas de ciudadanos, artistas o investigadoras no abaladas por la Institución. La lectura del presente institucional constante y perdurable de nuestra memoria colectiva no permite la lectura ni el montaje hecho desde un presente real, evanescente y fugaz que pueda servir hoy de actualización de nuestro conocimiento histórico. No se permite alterar el orden del discurso, porque es en ese orden determinado en donde reside la legitimación de los actos, de poder.

Fundamental, también, el análisis de la situación, real, de la antigua clase trabajadora, hoy, desposeída de todo atributo. La película se pregunta y nos pregunta por qué no ibamos a abandonar, nosotrxs, hijxs de aquella clase trabajadora un lugar tan incómodo como lo es hoy la categoría de clase, ¿Por qué ibamos a itentarlo de nuevo? No lo sabemos, aún, pero por el momento Electroclass nos ha devuelto el sentimiento de rabia necesario (que ya la autora confiesa haber rescatado del director de cine Pier Paolo Pasolini, una de sus múltiples referencias ) como para por el momento recuperar la única herencia que en estos tiempos postindustriales nos ha dejado nuestra estirpe. Nuestro único capital es la clase de inteligencia colectiva que en su día fue trabajadora, hoy, violentamente reconvertida en una clase de inteligencia peligrosa.

+ info: http://www.workandwords.net/es/projects/view/584

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